Mis hermanas y mis hermanos hoy que quiero meditar
contigo acerca del amor de Dios para nosotros. Es muy difícil imaginar o
incluso describir el amor de Dios, porque como seres humanos nosotros
imaginamos a Dios y en consecuencia sus acciones en términos humanos. Pero la
forma de actuar de Dios es inconmensurable, es decir. No tenemos forma de medir
o determinar esto. Somos finitos y limitados. ¿Cómo se imagina las cosas de Dios
y en este caso, el tamaño de su amor, la intensidad de su amor hacia el ser
humano? Cuando nosotros fijamos en la creación de Dios y yo soy un
creacionista, por lo tanto yo creo que Dios creó al hombre y no son productos
de la casualidad y mucho menos de la evolución de la naturaleza. Fuimos creados
por Dios.
Este Dios quien nos creó, nos hizo a su imagen y semblanza.
¿Te has parado a pensarlo? ¡ Es fantástico!
Sin embargo
como nosotros vemos en el libro de Génisis. 3 que leemos acerca de la caída del
hombre, cuando dejó de obedecer a Dios para dar oído al diablo. El hombre
creado a semblanza de Dios fue caído en pecado a través de la desobediencia al
creador. La actitud primera del hombre no era de arrepentimiento y si de
esconderse de Dios, a quien tenía desobedecido. En el relato bíblico no vemos
alguna vez cuando este hombre dice que está arrepentido, pero siempre jugando
la culpa a alguien. El hombre transfiere a su esposa y la mujer se transfiere a
la serpiente (diablo). Hasta hoy ha sido así. El hombre no es responsable de
sus errores ante Dios y por todas las formas intenta justificarse. Pudo oír una nuestra hermana una vez contando
una historia interesante. Ella es psicóloga y que le gusta hacer terapia con
personas que lo buscan con problemas. Pero lo hace como una sierva de Dios y no
sólo como una profesional. Un día un hombre vino a ella y después de algún
tiempo que le preguntó a orar a Dios. Empezó diciendo: glorioso Dios Altísimo,
Dios, etc.. Ella le interrumpió y le dijo: hermano, ore, Él se puso serio, aclaró su garganta y empezó
la misma letanía. Ella le interrumpió de nuevo y le pidió hermano, ore. Él se sonrojó y reanuda
nuevamente alabando a Dios. La hermana Margarida le pidió una vez más, por el amor de Dios, ore. En
este punto el hombre cayó de rodillas y empezó a gritar: Oh Señor mi Dios, tenga
misericordia de mí! Soy un miserable pecador y estoy viviendo en pecado grave y
he intentado ocultarlo. Perdóname, señor! En ese momento Dios ha cambiado la
vida de ese pobre hombre que trató de esconderse de Dios alabarlo. Pero aun
así. Lo peor es que creemos (creo) que está bien. Pero no es. Dios sabe quién
somos y conoce todos nuestros pensamientos. ¿Sabes lo que hicimos mal y espera
que lo reconozco y pido perdón. Sólo esto.
Echemos un vistazo a la historia del texto bíblico
base de esta meditación. El hijo más joven deja a su padre, gasta todo el dinero
de los bienes con murieres de la vida y vive en la miseria, que deseen comer el
alimento de los cerdos que guardaba. Sólo trabajo que tengo en esas lejana
tierras. Mientras lo jóvene se arrepiente. Reconoce su culpa y decide volver.
Tampoco tiene más derecho a ser tratado como un hijo. Jesús esto nos está
diciendo que debemos recurrir humildes. Pero desde que dejó el padre espera que
recordarse. El partido estuvo todo el tiempo preparado. Cuando el hijo parece
aún lejos del padre se reunirá con él y lo besa. Y en el momento en que empieza
a hablar de lo habían ensayado el padre envía lo poned un anillo en el dedo (de
Alianza) y que se colocan sobre la ropa de niño nueva y limpia y sandalias en
sus pies.
Los que nunca sucedió. Es una historia que Jesús
hace hablar de la grandeza del amor de Dios y cómo reacciona cuando somos
humildes y reconocer nuestros pecados y pedir perdón.
Pero hay un detalle en esta historia que a menudo
pasa desapercibida por nosotros. El hijo mayor que nunca había salido
físicamente de la casa del padre y al parecer nunca había desobedecido una
orden incluso. Este hijo mayor estaba en el campo cuando regresó el su hermano.
Cuando llega y escucha la música y ver los bailes a una pregunta: ¿Qué es?
Conoce la historia y se niega a entrar. Invitado por el padre que explica sobre
su hermano menor, dice: Yo nunca desobedecí una orden de usted y servirle
durante muchos años. Que siempre han estado aquí y nunca me dio una cabra para
celebrar con mis amigos. Pero su hijo derrochó todo y mandó a matar el becerro
para él. No voy allí. ¿Hermanos y hermanas sería mejor joven mayor que el más
joven, el hijo pródigo? Por supuesto que no. Estaba todo el tiempo con su
padre, pero siempre vuelve a sí mismo y se siente digno de las bendiciones.
¿Dónde estaba la humildad? Hubo ninguna.
Reconocemos nuestro estado de miseria y vamos pedir
perdón al señor con humildad y Dios en su amor infinito nos perdonará y se
restaura en el mismo lugar donde estábamos antes y donde nunca deberíamos haber
dejado. Pero vamos a volver porque Dios es misericordioso y su amor no tiene
fin. Así que os he predicado el domingo pasado es necesario hacer discípulos y
discípulas amaando. Enseñar a amar como te he dicho. Amén.
Reverendo
Jesué Francisco da Silva.
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