quinta-feira, 16 de abril de 2015

PALABRA PASTROAL - EL GRAN AMOR DE DIOS. (Lucas 15:11 -31)









Mis hermanas y mis hermanos hoy que quiero meditar contigo acerca del amor de Dios para nosotros. Es muy difícil imaginar o incluso describir el amor de Dios, porque como seres humanos nosotros imaginamos a Dios y en consecuencia sus acciones en términos humanos. Pero la forma de actuar de Dios es inconmensurable, es decir. No tenemos forma de medir o determinar esto. Somos finitos y limitados. ¿Cómo se imagina las cosas de Dios y en este caso, el tamaño de su amor, la intensidad de su amor hacia el ser humano? Cuando nosotros fijamos en la creación de Dios y yo soy un creacionista, por lo tanto yo creo que Dios creó al hombre y no son productos de la casualidad y mucho menos de la evolución de la naturaleza. Fuimos creados por Dios.
Este Dios quien nos creó, nos hizo a su imagen y semblanza. ¿Te has parado a pensarlo? ¡ Es fantástico!
Sin embargo como nosotros vemos en el libro de Génisis. 3 que leemos acerca de la caída del hombre, cuando dejó de obedecer a Dios para dar oído al diablo. El hombre creado a semblanza de Dios fue caído en pecado a través de la desobediencia al creador. La actitud primera del hombre no era de arrepentimiento y si de esconderse de Dios, a quien tenía desobedecido. En el relato bíblico no vemos alguna vez cuando este hombre dice que está arrepentido, pero siempre jugando la culpa a alguien. El hombre transfiere a su esposa y la mujer se transfiere a la serpiente (diablo). Hasta hoy ha sido así. El hombre no es responsable de sus errores ante Dios y por todas las formas intenta justificarse.  Pudo oír una nuestra hermana una vez contando una historia interesante. Ella es psicóloga y que le gusta hacer terapia con personas que lo buscan con problemas. Pero lo hace como una sierva de Dios y no sólo como una profesional. Un día un hombre vino a ella y después de algún tiempo que le preguntó a orar a Dios. Empezó diciendo: glorioso Dios Altísimo, Dios, etc.. Ella le interrumpió y le dijo: hermano, ore,  Él se puso serio, aclaró su garganta y empezó la misma letanía. Ella le interrumpió de nuevo y le pidió  hermano, ore. Él se sonrojó y reanuda nuevamente alabando a Dios. La hermana Margarida le pidió una vez más, por el amor de Dios, ore. En este punto el hombre cayó de rodillas y empezó a gritar: Oh Señor mi Dios, tenga misericordia de mí! Soy un miserable pecador y estoy viviendo en pecado grave y he intentado ocultarlo. Perdóname, señor! En ese momento Dios ha cambiado la vida de ese pobre hombre que trató de esconderse de Dios alabarlo. Pero aun así. Lo peor es que creemos (creo) que está bien. Pero no es. Dios sabe quién somos y conoce todos nuestros pensamientos. ¿Sabes lo que hicimos mal y espera que lo reconozco y pido perdón. Sólo esto.
Echemos un vistazo a la historia del texto bíblico base de esta meditación. El hijo más joven deja a su padre, gasta todo el dinero de los bienes con murieres de la vida y vive en la miseria, que deseen comer el alimento de los cerdos que guardaba. Sólo trabajo que tengo en esas lejana tierras. Mientras lo jóvene se arrepiente. Reconoce su culpa y decide volver. Tampoco tiene más derecho a ser tratado como un hijo. Jesús esto nos está diciendo que debemos recurrir humildes. Pero desde que dejó el padre espera que recordarse. El partido estuvo todo el tiempo preparado. Cuando el hijo parece aún lejos del padre se reunirá con él y lo besa. Y en el momento en que empieza a hablar de lo habían ensayado el padre envía lo poned un anillo en el dedo (de Alianza) y que se colocan sobre la ropa de niño nueva y limpia y sandalias en sus pies.
Los que nunca sucedió. Es una historia que Jesús hace hablar de la grandeza del amor de Dios y cómo reacciona cuando somos humildes y reconocer nuestros pecados y pedir perdón.
Pero hay un detalle en esta historia que a menudo pasa desapercibida por nosotros. El hijo mayor que nunca había salido físicamente de la casa del padre y al parecer nunca había desobedecido una orden incluso. Este hijo mayor estaba en el campo cuando regresó el su hermano. Cuando llega y escucha la música y ver los bailes a una pregunta: ¿Qué es? Conoce la historia y se niega a entrar. Invitado por el padre que explica sobre su hermano menor, dice: Yo nunca desobedecí una orden de usted y servirle durante muchos años. Que siempre han estado aquí y nunca me dio una cabra para celebrar con mis amigos. Pero su hijo derrochó todo y mandó a matar el becerro para él. No voy allí. ¿Hermanos y hermanas sería mejor joven mayor que el más joven, el hijo pródigo? Por supuesto que no. Estaba todo el tiempo con su padre, pero siempre vuelve a sí mismo y se siente digno de las bendiciones. ¿Dónde estaba la humildad? Hubo ninguna.
Reconocemos nuestro estado de miseria y vamos pedir perdón al señor con humildad y Dios en su amor infinito nos perdonará y se restaura en el mismo lugar donde estábamos antes y donde nunca deberíamos haber dejado. Pero vamos a volver porque Dios es misericordioso y su amor no tiene fin. Así que os he predicado el domingo pasado es necesario hacer discípulos y discípulas amaando. Enseñar a amar como te he dicho. Amén.
Reverendo Jesué Francisco da Silva.

Nenhum comentário: