quinta-feira, 19 de fevereiro de 2015

PALABRA PASTORAL - QUE VIVAN JUNTO LOS HERMANOS - SALMOS 133: 1;








Mis hermanos y mis hermanas hoy que me gustaría reflexionar contigo una vez más sobre la comunión, aunque desde un ángulo diferente.
Vamos a ver el asunto desde el punto de vista de estar juntos. En nuestro idioma no aparece la palabra juntos, pero hay una versión en inglés que utiliza la palabra que es bueno vivir juntos los hermanos. Esa es la pregunta. Vivir juntos. Pero ¿qué vivir juntos? ¿Sólo sería cerca uno del otro físicamente? Por supuesto que no. Estar juntos puede ser conforme a los demás. Probablemente has visto gente nunca de acuerdo con nada y a nadie. En realidad estas personas viven alrededor de sí mismos. Sólo lo que piensan y hacen, en sus mentes es la correcta. ¿Qué otras personas pensar o hacer es cuestionable para ellos. Estoy seguro de que te has dado cuenta que vivir con personas así es muy difícil. Se pregunta a la gente todo el tiempo pero no admite ser cuestionado por qué asumir que siempre tienen razón en todo. En un sentido es similar a lo que dije en la anterior edición de este boletín sobre el egoísmo que termina hacia el egocentrismo. Es decir, la persona vive sólo en sí mismo y para sí mismo. Los demás no importan.
De ahí que el salmista dice que es bueno y precioso vivir Unidos (juntos)  los hermanos. ¿Imaginan un grupo de personas cada uno con una posición distinta en un solo tema? Hablo de esas preguntas que tienen sólo una respuesta correcta. ¿Cómo quedarse con el grupo donde cada uno tiene una respuesta e insiste en decir que su respuesta es la única respuesta correcta? Que los demás son cuestionables.
Pero para traerlo a la iglesia por desgracia en muchos casos no es diferente. Conocí a un pastor que siempre contaba la historia de una iglesia donde que él había pasado que nunca lograron pintar el púlpito de un color más alegre. Pero lo curioso es que todo el mundo quería pintar el púlpito. Pero todas las veces se sentó para planificar cada uno quería pintar de un color y no lo admitió otro color distinto. Nadie abrió mano del color llevando en la cabeza y cada uno al otro a aceptar su color todas las reuniones terminaron en peleas y el púlpito no fue pintado nunca cualquier color deseado. ¿Te das cuenta de cómo la falta de unidad conduce al desastre? En la iglesia nosotros somos un grupo. Ahora, es natural que cada persona que compone el grupo tenga pensamientos y posiciones diferentes en las cosas. ¿Debe ser fea y sentarse juntos y discutir una buena ideas. De esta discusión debe salir un denominador común. Es decir, algo que al mismo tiempo es bueno para todo el mundo. Es una cosa que todos están de acuerdo. Hermanos y hermanas es estar juntos los hermanos todos como el salmista nos dice. Y me pregunto: ¿eso haría la diferencia en nuestras iglesias?
Mi llamamiento a todos y todas es para nosotros realmente vivir juntos como iglesia de Cristo que somos y como tales somos un cuerpo. Amén.
Reverendo Jesué Francisco da Silva.

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